El Centro de Interpretación del Vino y la Sal acoge este singular espacio expositivo en homenaje a José Marín Verdugo (1903-1984), creador en 1928 de la Fábrica de Muñecas Marín. La empresa, que mantuvo su actividad hasta 2014, llevó sus muñecas y el nombre de Chiclana por los cinco continentes. “Muñecas españolas para el mundo”, como las describió Fernando Quiñones.
Esta Colección Marín quiere reivindicar la memoria del artesano –como se calificaba a sí mismo–, pero también de cuantas personas hicieron posible que sus muñecas se convirtieran en embajadoras del arte, de la cultura y de la industria española en países como Francia, Gran Bretaña, Bélgica, Suiza, Austria, Grecia, Italia, Libia, Nueva Zelanda o Estados Unidos, entre otros muchos.
El Ayuntamiento de Chiclana abre este espacio con las piezas donadas a la ciudad en 1999 por sus descendientes, aunque no fue hasta 2017 cuando pasaron a manos municipales. Una colección que se expone para el incremento del atractivo cultural y turístico, inquietudes en las que José Marín fue también un visionario.
Sobre todo, para que no olvidemos su sueño, que fue también el de su familia –sobre todo, de su hija Anita Marín–, el los trabajadores de la Fábrica, el de toda Chiclana. Un sueño que se hizo realidad en forma de muñeca andaluza de ojos negros y bailaora, símbolo de toda una ciudad, una región y un país.