El vino
La viña chiclanera, ya desde el siglo XVI, posee características propias en la denominación y en las labores que le hacen diferente al Marco de Jerez. En primer lugar, por su carácter minifundista, con apenas aranzada y media por explotación, el menor de toda la zona, que indica el fuerte carácter familiar de las explotaciones y la particular tradición del reparto de las tierras de labor, especialmente desde el siglo XVII.
La viña, la vendimia, la crianza y el envejecimiento de los vinos de Chiclana, siempre tan cerca del mar y de las corrientes hídricas subterráneas, dotan, particularmente, al fino de unas características bien diferenciadas de los vinos jerezanos. Estas características también hacen que el moscatel de Chiclana –la uva moscatel tan solo se cría ya en el Marco de Jerez en los municipios de Chiclana y Chipiona– tenga un extraordinario prestigio, junto a otros vinos generosos, como el Cream. En los últimos años también están surgiendo de las bodegas locales apuestas por vinos tranquilos, como los blancos de mesa, e incluso algunos tintos.