La sal
El entramado salinero de Chiclana (más de un tercio de su término municipal) forma parte del hoy Parque Natural de la Bahía de Cádiz, una de las zonas húmedas más importantes del sur de Europa. En total, son más de diez mil hectáreas de dunas, playas, caños y marismas. Éstas últimas suponen más del 60% de su superficie. Además, incluye el Paraje Natural Marismas de Sancti Petri (170 hectáreas), que pertenece por completo al término municipal.
La sal procedente de las salinas artesanales de la Bahía de Cádiz tienen una alta calidad y está viviendo una revalorización. No solo económica, sino como fuente benéfica para la salud frente a la sal refinada (lavada, blanqueada y con apelmazantes) procesada industrialmente, que es la más consumida.
La “sal marina virgen” y la “flor de sal” no contienen ningún tipo de aditivos y preservan una amplia cantidad de minerales naturales en su composición: hierro, magnesio, calcio, potasio, manganeso, zinc y yodo, elementos esenciales que favorecen la asimilación de nutrientes. En la sal refinada o sal de mesa, sin embargo, estos minerales y oligoelementos son eliminados en los procesos industriales de lavado.