Desde el Centro de Interpretación nos sumamos a la celebración del 212 Aniversario de la batalla de 5 de marzo de 1811, que conmemora el Ayuntamiento de Chiclana y la Asociación Pro Fundación Batalla de La Barrosa. El próximo jueves 2 de marzo, a las 19,30 horas, acogemos la presentación del libro de José Luis Díaz de la Torre, “La desconocida batalla de La Barrosa”, publicado por la editorial Palitroque. Y después brindaremos por el nuevo libro con el Sauvignon Blanc Batalla de La Barrosa, gracias a la cortesía de la Bodega Manuel Aragón.
«No he visto jamás un campo de batalla tan lleno de muertos después del combate». Las palabras de un combatiente inglés reflejan la fiereza de la batalla del 5 de marzo de 1811, librada durante la Guerra de la Independencia en toda la costa chiclanera, desde Sancti Petri hasta la Loma del Puerco. Pero la magnitud de esta batalla, superior a otras del conflicto, no se corresponde con su escasa notoriedad, mucho menor de la que desde luego debería tener. Aunque precisamente ese «desconocimiento» es lo que la hace más atractiva y literaria.
Tras vencer en la contienda, el ejército aliado renuncia a la victoria ante la retirada de los británicos. Los franceses pueden entonces atribuirse el éxito: siguen en sus posiciones en Chiclana y Puerto Real, y el asedio a Cádiz continúa como si no hubiera habido batalla. Tantos muertos para nada, el absurdo de la guerra. La explicación está en el desacuerdo entre el mando aliado y en la fatiga de los combatientes. Para la posteridad, olvidar es mejor que recordar lo que avergüenza. Ante el fracaso solo queda culpar a los otros. Solo queda la gloria para los hechos individuales del combate.
La batalla de La Barrosa —o de Chiclana— es notable, también, por la cantidad de combatientes reconocidos que participaron en ella. Muchos, por su juventud, alcanzarán en las siguientes décadas futuro renombre y dejarán por escrito sus recuerdos de la contienda. Fascina igualmente la complejidad de la estrategia, un plan de batalla amplio e inteligentemente ejecutado… salvo por la inesperada renuncia final.
Los dos bandos, hispano-británico y francés, mostraron la entereza y el valor que se le atribuye al buen soldado. Todos los que combatieron en apenas cinco horas terribles —y sin duda sangrientas— hablaban en los mismos idiomas que, más de dos siglos después y en el mismo lugar, lo hacen sus descendientes, quienes comparten en paz vacaciones y residencia en Chiclana. La Asociación Pro Fundación Batalla de La Barrosa les invita a conocer aquellos momentos, con el deseo de que la lectura acerque la emoción de los hechos y, a la vez, traslade a nuestras conciencias el cruel absurdo de la guerra.